Placa de inducción, la opción más eficiente para tu cocina

Si estás pensando en renovar tu cocina o quieres controlar tu consumo energético, seguramente te estarás preguntado: ¿cuánta energía consume realmente una placa de inducción? 

Aunque dar una cifra exacta es complicado, puesto que depende de varios factores como el uso que le des, el tipo de menaje que uses e incluso tu tarifa de luz, lo cierto es que las placas de inducción son la opción más eficiente del mercado para cocinar. 

Potencia y tiempo de consumo 

Estas son las dos variables que debes tener en cuenta puesto que el consumo de una placa de inducción varía dependiendo del tiempo que la estés usando y la potencia que selecciones. En promedio, una placa de inducción tiene un consumo de entre 1500 y 2000 W/h, lo que supone entre 540 kWh y 720 kWh al año si la utilizas una hora al día. Sin embargo, estos valores pueden ajustarse según el tipo de cocción, el número de zonas de cocción activas y el tamaño de los recipientes que utilices. 

Inducción vs vitrocerámica 

Una de las principales ventajas de las placas de inducción frente a las vitrocerámicas es su mayor eficiencia. A diferencia de la vitrocerámica, que calienta toda la resistencia para transferir calor al recipiente, la inducción genera un campo magnético que calienta únicamente el fondo del recipiente que está en contacto con el equipo. Esto permite que el calor se concentre únicamente donde se necesita, evitando el desperdicio de energía. 

Otra gran ventaja es el tiempo de calentamiento, la inducción puede calentar el doble de rápido que una vitrocerámica, lo que te ahorra tiempo y energía.  

Además, las placas de inducción ofrecen una mayor seguridad, ya que no generan calor residual en la superficie, y esto disminuye el riesgo de quemaduras. 

Consejos para ahorrar energía con la inducción 

Para optimizar el uso de tu placa de inducción, hay algunos trucos sencillos que te ayudarán a ahorrar aún más energía: 

1. Aprovecha el calor residual: apaga la placa unos minutos antes de que termine la cocción, permitiendo que el calor sobrante termine de cocinar los alimentos sin gastar más electricidad.
2. Usa menaje adecuado: asegúrate de que tus ollas y sartenes sean ferromagnéticas y tengan una base gruesa. Además, ajusta siempre el diámetro del menaje a la zona de cocción para aprovechar al máximo la energía. 
3. Ajusta la potencia: al calentar más rápido, no hay necesidad de utilizar siempre la máxima potencia lo que te ayudará a controlar mejor el consumo energético.