Para que tu lavadora funcione como el primer día y no huela mal, es importante realizar un sencillo mantenimiento periódicamente. Estos sencillos cuidados no solo evitarán la aparición de moho, cal y suciedad, sino que también garantizarán que tu ropa salga siempre impecable y con un aroma fresco. Aquí te explicamos cómo mantener tu lavadora […]
Para que tu lavadora funcione como el primer día y no huela mal, es importante realizar un sencillo mantenimiento periódicamente. Estos sencillos cuidados no solo evitarán la aparición de moho, cal y suciedad, sino que también garantizarán que tu ropa salga siempre impecable y con un aroma fresco.
Aquí te explicamos cómo mantener tu lavadora en perfecto estado.
1. El cajetín
El cajetín es donde colocas el detergente y el suavizante, y es también un imán para los residuos y el moho. Para mantenerlo limpio, simplemente retíralo y enjuágalo bien bajo el grifo con agua tibia, si lo puedes hacer después de cada uso, mejor. Si esto no es posible, asegúrate de realizar este proceso al menos una vez por semana y si quieres resultados excelentes, ayúdate con un cepillo de dientes para llegar a los rincones más difíciles.
2. El filtro
El filtro es el encargado de atrapar pelusas, hilos y pequeños objetos que no queremos que lleguen a la bomba de desagüe. Si notas que tu lavadora retiene agua después del ciclo de lavado, es probable que el filtro necesite una limpieza. Retíralo, elimina los restos acumulados y límpialo bajo el grifo con agua y jabón. Recuerda hacerlo al menos una vez al trimestre para evitar problemas mayores.
3. La junta de goma
La junta de goma es, sin lugar a dudas, el lugar favorito del moho y la suciedad. Para mantenerla limpia, no olvides secarla con un paño absorbente después de cada lavado. Dejar la puerta de la lavadora abierta después de usarla también es una excelente manera de prevenir la aparición de malos olores.
¿Sigue oliendo mal?
Si a pesar de todos estos cuidados, tu lavadora sigue oliendo mal, es hora de una limpieza profunda. Programa un ciclo de lavado con agua caliente y agrega un buen chorro de vinagre blanco en el cajetín. Este simple truco ayudará a disolver los residuos de detergente y suavizante que suelen ser los culpables del mal olor.